Aunque la Sabana de Bogotá (Colombia) cuenta con los suelos más fértiles del país, todos los recursos y esfuerzos agrícolas están centrados en la oferta agroexportadora. De este uso intensivo del suelo se deriva su contaminación y la del agua, incrementando la dependencia alimentaria hacia los países del norte y atentando contra la soberanía del país.
Aunque la Sabana de Bogotá (Colombia) cuenta con los suelos más fértiles del país, todos los recursos y esfuerzos agrícolas están centrados en la oferta agroexportadora. De este uso intensivo del suelo se deriva su contaminación y la del agua, incrementando la dependencia alimentaria hacia los países del norte y atentando contra la soberanía del país.
La Sabana de Bogotá está sufriendo una agresiva transformación en función de la competitividad y la inserción de la región en la dinámica mercantil global, indican Andrea Cárdenas y Leonardo Luna en la Revista Cactus nº28. Señalan que los “ecosistemas propios de la región, los cultivos y la producción agrícola vienen dando paso a la urbanización acelerada, a la construcción de grandes bodegas y zonas francas”. Esta transformación se materializa en una disminución de la producción agrícola de un 38.1% en la década de los años 60, a un 9.4% en los años 90.
De esta manera la industria agroexportadora ha reemplazado a los pequeños y medianos cultivos de alimentos que garantizaban la calidad y buenos precios para la gente de la región. Además de afectar a la seguridad y la soberanía alimentaria de los territorios y sus habitantes, cabe señalar los daños causados por el uso excesivo de maquinaria agrícola y la aplicación indiscriminada de plaguicidas químicos característicos del modelo agroindustrial.
Como recurso natural el agua tampoco se libra. El abastecimiento de agua a las poblaciones se ve afectada por la sobreexplotación de los acuíferos que realizan las empresas de la floricultura.
Ingeominas[ realizó un balance hídrico de los acuíferos de la Sabana de Bogotá encontrando que el sector florícola alcanza un consumo de 54.8 millones de m3 de agua por año, lo cual nos muestra una gran presión sobre las reservas hídricas. Por otro lado, para consumo humano se calcula un 10.7 millones de m3 al año para Madrid, Funza y Subachoque, municipios de Colombia, donde se concentra gran parte de la producción de flores. Unas 400 empresas ocupan 6.700 hectáreas en el país, de las que la gran mayoría (un 73%) están en la Sabana cercana a Bogotá.
Además el agua se ve sometida a una alta contaminación por el modelo de agricultura industrial del que forman parte las plantaciones de flores. A través del monocultivo se busca la mayor productividad posible mediante el consumo de semillas, tallos y agroquímicos como: insecticidas, funguicidas, herbicidas, fertilizantes, productos hormonales y productos sintéticos. Se conoce que en un año, se utilizan 42.61 toneladas de plaguicidas para el cultivo de la rosa.
La utilización de agroquímicos ha derivado en la contaminación de las aguas y los suelos por los distintos residuos generados a través de la producción, lo que provoca cambios en la fauna y la flora de las regiones.El agua se utiliza principalmente en la primera etapa de la producción. Su uso es para diversas actividades, entre ellas: riego, fumigaciones, postcosecha y consumo humano como sanitarios, duchas, cocinas, lavaderos, etc. En total, se habla de 300.000 litros semanales por hectárea o 29.491.4 metros cúbicos de agua al día.
Por otra parte, la huella energética derivada del transporte de las flores cortadas no se puede pasar por alto. Las flores cortadas, son productos que una vez acabados comienzan a morir, por esta razón es imprescindible que lleguen a los consumidores lo más rápido posible. Por esta razón tienen que viajar en aviones con una climatización que a su vez produce grandes cantidades de CO2. Por esta razón los cultivos de flores tanto en Colombia como en otros países productores se ubican cerca a zonas aeroportuarias o con proyección de construcción. Dada la naturaleza del producto no es común transportarlo en barco, como se suele hacer con otro tipo de productos.